CUMBIA. MÉJICO.  Pancho Barraza:  «Pero la recuerdo».

Pancho Barraza es el nombre artístico del cantante Francisco Javier Barraza Rodríguez, natural del estado mejicano a orillas del Pacífico de Sinaloa y especializado en canciones románticas, que reparte dentro de diferentes estilos musicales o géneros, como por ejemplo las rancheras (se le llama por ello «El poeta del amor»). En la canción del siguiente vídeo ejerce su especialidad en el género cumbia. El protagonista de la composición cuenta sus penas amorosas y señala que si las cuenta no es para inspirar lástima ni nada parecido, sino que simplemente las cuenta, sin más. Pues muy bien que no se las calle, hace muy bien no callándoselas, porque si lo hubiera hecho nos habríamos quedado sin esta bonita cumbia mejicana.

MÉJICO.  Pancho Barraza:  «Pero la recuerdo».

LETRA DE LA CANCIÓN;

(¡Allá va! / ¡Suavecito, suavecito, suavecito! / ¡Con sabor! ¡Santa María! ¡Mariachi!).

Esta me salió peor que la otra, compadre: elegante, preciosa, despampanante; pero muy interesada. ¡Yihi!
Y lloré cuando la vi que se marchaba. No hubo poder que su decisión cambiara. Ahogué mi amor en un mar lleno de lágrimas. Y naufragó una pasión que terminaba.

No me hago el mártir ni quiero llorarla, pero la recuerdo. / Cuando se fue me faltaba hasta el aire, pero más sus besos. / A lo mejor la sigo amando y me duele saberlo. / Por eso voy a besar otros labios mientras lloro por dentro.

Mi corazón sufre la pena, pero lo hace en silencio, porque cobró el amor que me daba: cada caricia y beso.

(¡Chiquitita!: ¡prefiero perderte que mantenerte! ¡Ay, ay, ay, ay, ay…! / ¡Con el sabor! ¡Santa María! ¡Mariachi! ¡Mira! ¡Hu, hu, hu!).
Ahogué mi amor en un mar lleno de lágrimas. Y naufragó una pasión que terminaba. / No me hago el mártir ni quiero llorarla, pero la recuerdo. / Cuando se fue me faltaba hasta el aire, pero más sus besos. / A lo mejor la sigo amando y me duele saberlo. / Por eso voy a besar otro labios mientras lloro por dentro.

Mi corazón sufre la pena, pero lo hace en silencio, porque cobró el amor que me daba: cada caricia y beso.